
Electronic Arts como era de esperar trabaja en su adaptación al código usando una modificación del engine 3d de la Orden del Fénix y recuperando su mecánica de juego junto a muchos de los elementos incluidos en dicho título. Eso sí, incorporando las mejoras de rigor, en algunos casos más que notables.
Para empezar su apartado gráfico es claramente superior a la entrega anterior, con una recreación asombrosa de los actores que aparecen en la gran pantalla que viene acompañada de unas animaciones realistas y una sincronización labial decente, que supera con creces el trabajo llevado a cabo por los diseñadores de la Orden del Fénix.
La escenografía no es menos inspirada y reproduce los entornos presentes en la película en todo su esplendor, presentando además nuevas localizaciones que no hacen más que prolongar el placer que provoca perdernos por los retorcidos pasillos de Hogwarts y otros muchos lugares relacionados con el misterioso príncipe mestizo que da nombre a la película y otros enigmas ligados con la pérdida de la humanidad del eterno enemigo de Potter, el mago Lord Voldemort, y un secreto que puede encerrar la clave para destruirlo.
El concepto principal del Misterior del Príncipe no se aleja del empleado en el videojuego que lo precede, siendo una suerte de Grand Theft Auto mágico compuesto por misiones principales que deberán cumplirse obligatoriamente para avanzar y objetivos segundarios, los cuales nos obsequiarán con valiosos hechizos y recompensas si los llevamos a cabo.
En esta ocasión los objetivos opcionales girarán entorno a la obtención de emblemas mágicos, en concreto 125 emblemas grandes y 25 pequeños. Conseguir un emblema a veces supondrá resolver un puzzle o por ejemplo usar un hechizo en concreto, de modo que nos ayudara a desarrollar nuestras habilidades que más adelante nos serán útiles en las misiones realmente importantes.
El Misterio del Príncipe integra varias modalidades de juego –algunas de ellas ya conocidas por los veteranos de la saga- en su interior, destinadas a otorgarle una mayor variedad al desarrollo del modo historia del juego amén de reflejar la “vida cotidiana” de Potter en Hogwarts de una forma más “realista”.
Así a lo largo del largo y escabroso sexto curso que debemos afrontar en la escuela de magia, deberemos elaborar pócimas, practicar encantamientos con nuestra varita y hacer lo propio montados en una escoba voladora, mientras surcamos los cielos en busca de una snitch dorada.
Al igual que en la Orden del Fénix, el Misterio del Príncipe sabe aprovechar las prestaciones del Wiimote, especialmente en la fabricación de pócimas, donde controlaremos todo el proceso de creación desde la aplicación de los ingredientes pasando por su mezcla y demás actividades, como avivar el fuego para incrementar la temperatura del caldero.
En los duelos haremos también bueno uso del Wiimote, convirtiendo el controlador de la Wii en una poderosa varita capaz de ejecutar hasta seis hechizos diferentes. El encanto de los duelos a parte de su sistema de control, será que podremos batirnos contra un compañero humano en vez de limitarnos a retar a magos gestionados por el programa.